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El Transiberiano



Hoy hace un año que con tres amigos, Jaume Santandreu, Horacio Alcolea y Manuel Hernández, me subí al Transiberiano en Moscú. Por espacio de nueve días, recorrimos los 8280 kms. que separan esta ciudad de Bladivostok. Un viaje impresionante que nos permitió recorrer Siberia de Oeste a Este, con parada en Irkust -el lugar hasta donde Julio Verne llevó a Miguel Strogoff-, para hacer una excursión a lago Baikal, completamente helado en estas época del año y, de paso, visitar un poblado buerato.
En el tren se puede almorzar y cenar, pero como también se puede comprar comida y bebida en las estaciones, durante las paradas, les recomiendo que hagan eso, que compren ahí, que adem´s es muy barato, y luego se lo coman en el compartimento.
Como bien dijo Jaume Santandreu, este viaje nos tiró por tierra el icono de Siberia. Nada que ver con lo que pensábamos que era. Sus ciudades, algunas muy pobladas, poco o nada tienen que envidiar a las europeas. En cuanto a vestigios de reciente pasado comunista, muy pocos. La hoz y el martillo con la estrella roja de cinco puntas apenas se ve. En cambio se mantienen en pie los monumentos a personajes comunistas y monárquicos. Incluso Lennin yace como si tal cosa en su mausoleo en plena Plaza Roja de Moscú, donde muchos rusos lo visitan cada dia.
Por muchas razones, es un viaje que recomendamos que hagan, a ser posible en invierno, cuando la nieve es su protagonista principal. ¿Frío? Cuando se descienden de los diez grados bajo cero la temperatura parece como si se estanca. Lo importante es ir bien abrigados, sobre todo de pies, manos y cabeza. ¿Ah, bueno...! Si deciden viajar, háganlo con tres personas. Los compartimentos son de cuatro; si va con otro, las otras dos plazas se las pueden adjudicar a cualquiera. Y si no habla ruso, no se preocupe. Los rusos que suelen viajar en el tren no hablan otro idioma que el ruso. Así que eche mano del idioma de los signos y no tendrá problemas. Y otra recomendación: de vez en cuando denle una propina al funcionario o funcionaria. Si lo hace, le resolverá muchos problemas.
En cuanto a cómo organizar el viaje, les sugiero que lo hagan a través de su agencia. Sobre todo para conseguir los visados y un hotel a mitad de trayecto, pues hacerlo de un tirón es muy duro.
Pues eso, que buen viaje

Comment (1)

Me parece terrible que el Museu de l'Humor sea un proyecto tan olvidado por las instituciones, sobre todo porque estoy segura de que Pep Roig sabría incluir en él esa vertiente tan especial que tiene el humor mallorquín, que con tantos visitantes como tiene Mallorca pocos son los que conozcan o entiendan el humor tan especial y tan nuestro que cultivamos aquí. Gracias por ser paladín de esta causa tan noble.

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